LA VIDA, INEVITABLEMENTE, IMITA AL CINE


Desengañémonos, amigo,
el héroe siempre pierde
                                     y además
una música dulce acompaña al fracaso.

Qué estúpida la lluvia.
Añade el toque hortera imprescindible
para la despedida:
los paraguas abiertos,
los parabrisas húmedos,
el consabido frío que preludia el abrazo.
Nada
que merezca la pena ser filmado.
Y, sin embargo, amigo,
qué sensación tan triste la última mirada.
Sobre el asfalto oscuro
fue más hermosa aún la despedida.

—Tócamela otra vez,
Sam.